jueves, 16 de abril de 2009

DESEO CUMPLIDO


No se cuantos años estuve bajo el zapato de tu indiferencia, no se cuanto tiempo tu sonrisa me sumió hasta el infierno por saberte imposible, mil veces había deseado recorrer tu figura tibia con mis manos ansiosas.

Incontables ocasiones sentí tu aroma en mis ojos y miré tu silueta en mi piel. Uno y otro deseo me quitaban el sueño y me hacían soñar despierto, tocarte con el pensamiento.

Tu mirada, desdeñosa, helada… te hacia mas deseable, te convertía en un reto para mi ego, en una meta fijada, en un firme propósito de someterte.

Tus labios que perturban al emitir sonidos con tu voz segura, que al articular palabras acaparan la atención, no por escucharte, solo por oírte, tu conversación… mediocre, mas bien, aburrida, sin nada que aportar, exhalando fumarolas de tabaco que excitan al olerlas.

Y tus manos, estilizadas, una volando en el aire mientras hablas sin pensar, la otra, levantando tu copa hasta tu cara, humedeciéndola, llenándola de tu sabor.

Tu altanera presencia provoca desmanes hormonales, tu figura es prototipo del deseo, disparador del instinto animal desbordado, de la atracción salvaje que no se interesa por tus sentimientos retorcidos, por tu alma perversa ni por tu enfangado ayer.

¿Que pasó? te insinuaste, te exhibiste para mi, me tocaste, me sonreíste y me sacaste del averno para llevarme de tu mano a lo mas alto del cielo. Te dejé engañarme diciéndome que te había seducido, que había logrado conquistarte.

Te aprovechaste… ¡No! yo me aproveché de tu soledad, de tu frió. Me besaste, me encendiste con tu tacto, me enredé en tu cabello y quedé atorado en tu cuerpo. Me envenenaste, tomaste el control de mis sentidos y modelaste mi noche a tu gusto. Hiciste temblar mi osamenta, te llevaste mi calor, mi vigor, mi deseo.

Me ensucié de tu pecado, manchaste mi alma bajo de la pureza del plenilunio. Perdí la vergüenza mientras deshacías el nudo de mi corbata. Le diste a tu cuerpo a mis sentidos para beberlo, saborearlo… disfrutarlo. Saciaste mi sed, anegaste mi desierto.

Después… hablaste, tus huecas palabras, como ladridos, me hicieron recordar el nulo valor de tu alma, la inexistencia de sentimientos y lo amargo de tu corazón, que no eres mas que un deseo, no trascenderás en mi vida.

No se si soy peor que tu. Ahora quiero recuperar mi dignidad para que el sol no me encuentre manchado, para levantar la mirada del suelo.

domingo, 12 de abril de 2009

NOCHE DE MIEDO


Estaba seguro de que la luna brillaría en mi cielo todas las noches, supuse que su luz iluminaría mi oscuridad siempre, asumí que era mía, que no tenía razón para temer perderla. Hoy tengo miedo de que mi luna deje de ser mía, hoy veo nubes empañando su luz y siento miedo de quedar en las sombras…solo, asustado.
Algunos rayos de su luz logran llegar a mis ojos a través de ínfimos espacios en la densa noche, la débil luz que me ilumina me dice que mi luna sigue aquí, pero no es suficiente para eliminar mis temores….. necesito toda su luz, todo su brillo, no quiero compartirla con nadie, mi luna tiene que ser solo mía, su luz tiene que ser solo para mí.
¿Qué le ofrezco a cambio?
Adorarla todas las noches, verla, respirarla, sentirla en la distancia y desde lejos, amarla… quizá es poco para ella, probablemente necesite mi presencia…
No se cuantas estrellas existen en mi cielo, unas con mas otras con menos luz, todas queridas…pero ninguna tan amada como mi luna
La he visto coqueteando con un tigre, platicar con…. En fin… solo quiero que mi luna se quede en mi cielo